martes, 25 de junio de 2013

¿Quién no quería conocer la luna?




Cuando lo conocí era pequeño y hablaba poco, con una mirada profunda rodeada de negro al igual que su especie perdida en el desierto.

Me enteré que tenía cosas, muchas cosas más allá de lo normal, cosas providentes de ese oro negro deseado por el mundo.

Su país, una pequeña monarquía, radical y ardiente conocía por su riqueza.

Le preguntaron sí querría conocer el mundo. Contesto que no.
Le preguntaron que quiera tener. Respondió que lo tenía todo.
Le pregunté sí viajaría al espacio y contesto que no. Para él conocer la luna o ver la tierra suspendida seria insignificante, ver una pantalla o ver verde. Ver la pared o la nada sería lo mismo.

¿Qué mirará desde su avión? Mirará el cielo, las nubes, un fondo azul con parches blancos. No puede imaginar un dragón o un elefante. No puede imaginar otros mundos más allá del suyo.

Pero el cielo es más que azul, es más que azules, es más que azules, negros  o rosados. Sólo que él aunque este volando en sus aviones nunca lo verá.

jueves, 6 de junio de 2013

Marie y su juego

Una mujer delgada con el pelo largo dorado. Un baile en un cuadrado blanco en la sala de un museo. Objetos también blancos dentro del cuadrado y ella interactuando con ellos. No produjo palabras, sólo ruidos un poco primiparos. Hacia caras que me mentían sobre su edad. Jugaba con el movimiento.
Por momento salía de su baile interno y personas del público se acercaban a decirle secretos, hablaban, ella sonreía y al separarse y volver a su baile cambia su actuación, respondiendo a las palabras habladas con aquellos personajes.

Dentro del museo, con Marie Chouinadard y las preguntas constantes, el hacer, el que hacer, como transcurre la vida.