miércoles, 6 de junio de 2012

Jaime Franco: Abstracción hecha materia


Las herramientas en el lugar correcto. Cada espátula dibujada. Cada regla marcada. Siempre me han llamado la atención aquellos hombres creadores-constructores que cuelgan sus herramientas en piezas de madera y demarcan su forma para que ocupen un único lugar.

Las herramientas de Jaime han viajado mucho últimamente. Oaxaca -pueblo rojo mexicano-, Estados Unidos y espacios colombianos. El museo o la galería se transforman en un taller cerrado para el artista. Una obra monumental ocupando paredes ajenas. Obras efímeras que representan construcciones mentales hechas realidad. Edificios que se presentan desde otros puntos de vista. Maquetas virtuales que se convierten en plotters y luego, revestidas por barro, cubren la pared.
Ya van más de 12 obras in situ expuestas. Obras que representan lo más abstracto de Jaime Franco.

Su infancia en una casa caleña llena de animales y espacios verdes, pudo saturar sus referencias naturales. Tal como alguna vez planteó Jackson Pollock “La naturaleza soy yo”, y si la naturaleza está dentro de ellos, no es necesario representarla. Ya sean las manchas hechas baile en los lienzos de Pollock o los colores con formas geométricas de Franco, el ser humano está ahí. Sin ser forma es pincelada o un brochazo de más con intención dramática. 

Jaime creció en un colegio donde ser artista era impensable. No quería ser médico ni ser abogado y la ingeniería era lo que más se acercaba a sus intereses. Dejó su carrera casi odiándola. Se fue a París a estudiar ciencias y terminó acercándose a la fotografía y la pintura como formas de creación. Volvió a Cali y comenzó a pintar. Con su primera exposición, comprada casi toda por un marchante japonés, se instaló en Bogotá. 

Sólo hasta hoy la ingeniería se expresa libremente en su obra. La abstracción siempre ha sido una constante, evidenciando al científico amante de las matemáticas. Esta ciencia exacta, al igual que la música, poseen cualidades abstractivas que la pintura, siempre deseándolas, nunca logrará conseguir. 

Cronológicamente Jaime Franco ha sido minimalista, geométrico, expresionista y estructural. Un artista ingeniero que quiere pensar como ingeniero cuando es artista y quiere ser artista cuando está pensando como ingeniero.

Su risa constante y la cantidad de información dicha. Desde Jackson Pollock como referencia artística en su carrera, hasta Mozart con su capacidad de ver la melodía en su cabeza. Desde el taller de Albert Einstein que era una libreta, hasta Jum Nacao diseñador japonés, que crea desfiles efímeros y conceptuales. Un encuentro lleno de referencias. Un espacio de más de 150 metros en un edificio recuperado al lado del Parque de las Nieves en Bogotá

Y le pregunto a Jaime sobre su estilo personal, sobre la moda -en ese espacio donde probablemente habían veinte maquinas de coser, ya que el edificio verde menta era una textilera-. Me contesta “todo el mundo tiene relación con la moda”. Se abstiene de decir que la moda es lo que tenemos que seguir, y es consciente de que en cada uno puede existir un estilo personal. Utilitario es el suyo. Una chaqueta de blue jean. Una camiseta de algodón perchado gris oscuro con pespuntes en gris claro. Un jean negro combinado con unas botas bajas de cuero café tipo industriales.

Le pregunto sobre la relación entre la moda y el arte y me responde que, aunque no ha estudiado mucho sobre el tema, sabe que los diseñadores se nutren del arte para la creación, pero que también, muchas veces, hay expresiones que no se catalogan propiamente como arte y son mejores que algunos performance o exposiciones en galerías.   

A la derecha, los ventanales de su inmenso taller recubiertos por pergaminos pintados con sus trazos. A la izquierda en una esquina, la colección privada de su obra debidamente organizada. Treinta años de expresión que cuentan su historia.

El barro rojo de las cuatro paredes intervenidas en Oaxaca aún no se ha raspado, mientras las herramientas de Jaime ya están ocupando su lugar. Próximamente serán transportadas al Centro Cultural Gabriel García Márquez donde habrá mucho que recubrir. La ficción de sus historias, de sus edificios, la Torre de Babel, el infierno de Dante. Los vectores virtuales. Lo que consideramos como real o realidad. Las formas de expresión de Jaime que nos muestran otros modos de ver nuestro entorno y nuestro universo.